martes, 5 de junio de 2012

Vivimos atrapados entre cajas


Todos siempre quieren saber quién o qué tiene el control del mundo. Algunos creen que  lo tienen los grandes empresarios, los dueños de las multinacionales; otros dicen que son los políticos, y hay quienes creen en extraterrestres y cosas así.

Lamento informarles que las cosas no son así, lo que controla este mundo son las cajas, sí, aunque parezca difícil de creer, esa es la verdad. De hecho, este texto fue escrito detrás de una.

Nos dejamos consumir por las cajas, vivimos rodeados por ellas. Nos levantamos muy temprano y escuchamos o vemos las noticias en una. Luego nos montamos en una con ruedas que nos lleva a nuestro lugar de trabajo donde vamos a pasar ocho horas del día digitando en una.

Cansado volvemos a nuestro hogar, que sí, es una caja (cada vez son más pequeñas, vean los apartamentos de interés social) y nos acostamos a ver concursos, novelas, series, deportes, entre otros, frente a una de ellas.

Trabajamos para ganar dinero que lo dejamos en un banco, que a su vez lo guarda en cajas fuertes. Lo retiramos en un cajero que no es otra cosa que una caja más. Nuestra ropa la guardamos en varias cajas que unidas hacen un closet, que en este caso sería la 'gran caja'.

Cuando compramos zapatos vienen en cajas que después se vuelven un estorbo y las llenamos de cuanta basura vemos por ahí pero que no somos capaz de botar, por ejemplo: cartas de novi@s o exnovi@s, boletas de eventos importantes a los que asistimos, trabajos del colegio o universidad, etcétera.

Si nos vamos de trasteo lo primero que tenemos que hacer es ir a donde el señor de la tienda para que nos venda cajas y así poder empacar. Lo llevamos en un furgón enorme, sí, una caja más.

Es por eso que somos tan felices cuando vamos de paseo. Allí es en el único lugar donde podemos llegar a distanciarnos un poco de las cajas. Aunque algunas son inevitables, ver la playa y tener una botella de güisqui – en mi caso es ir a piscina y beber cerveza- alivianan el alma. Allá somos realmente felices, o, ¿por qué creen que las personas trabajan todo un año para ahorrar e irse de paseo?

De toda esto lo único que me queda es que vivimos rodeados de cajas, unas más grandes que otras, unas cuadradas, otras rectangulares, unas bellas y otras realmente feas, que nos consumen en nuestro diario vivir pero de las cuales no podemos deshacernos, hasta llegar a una de la que nunca vamos a salir. 

Fernando Castañeda

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