Todos siempre quieren saber quién o qué tiene el control del
mundo. Algunos creen que lo tienen los grandes empresarios, los
dueños de las multinacionales; otros dicen que son los políticos, y hay quienes
creen en extraterrestres y cosas así.
Lamento informarles que las cosas no son así, lo que
controla este mundo son las cajas, sí, aunque parezca difícil de creer, esa es
la verdad. De hecho, este texto fue escrito detrás de una.
Nos dejamos consumir por las cajas, vivimos rodeados por
ellas. Nos levantamos muy temprano y escuchamos o vemos las noticias en una. Luego nos montamos en una con ruedas que nos lleva a nuestro lugar de
trabajo donde vamos a pasar ocho horas del día digitando en una.
Cansado volvemos a nuestro hogar, que sí, es una caja (cada
vez son más pequeñas, vean los apartamentos de interés social) y nos acostamos
a ver concursos, novelas, series, deportes, entre otros, frente a una de ellas.
Trabajamos para ganar dinero que lo dejamos en un banco, que
a su vez lo guarda en cajas fuertes. Lo retiramos en un cajero que no es otra
cosa que una caja más. Nuestra ropa la guardamos en varias cajas que unidas
hacen un closet, que en este caso sería la 'gran caja'.
Cuando compramos zapatos vienen en cajas que después se
vuelven un estorbo y las llenamos de cuanta basura vemos por ahí pero que no
somos capaz de botar, por ejemplo: cartas de novi@s o exnovi@s, boletas de
eventos importantes a los que asistimos, trabajos del colegio o universidad, etcétera.
Si nos vamos de trasteo lo primero que tenemos que hacer es
ir a donde el señor de la tienda para que nos venda cajas y así poder empacar.
Lo llevamos en un furgón enorme, sí, una caja más.
Es por eso que somos tan felices cuando vamos de paseo. Allí
es en el único lugar donde podemos llegar a distanciarnos un poco de las cajas.
Aunque algunas son inevitables, ver la playa y tener una botella de güisqui – en
mi caso es ir a piscina y beber cerveza- alivianan el alma. Allá somos
realmente felices, o, ¿por qué creen que las personas trabajan todo un año para
ahorrar e irse de paseo?
De toda esto lo único que me queda es que vivimos rodeados de
cajas, unas más grandes que otras, unas cuadradas, otras rectangulares, unas bellas y otras realmente feas, que nos consumen en nuestro diario vivir pero de las cuales no podemos deshacernos, hasta llegar a una de la que
nunca vamos a salir.
Fernando Castañeda
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