Por estos días he visto críticas y preguntas en redes sociales sobre
el uso del carro. Algunos lo culpan de la problemática de movilidad que
vive Bogotá. No hay duda que la ciudad está llena de vehículos, pero las
alternativas para transportarse decentemente en la capital son muy
pocas.
Sí, en mi carro voy de trancón en trancón. Pero, ¿los buses tienen alas? Ellos también andan metidos en el tráfico bogotano. Eso, sin contar que uno va como un animal de lo lleno. Por eso, usaré esa frase de cajón: “prefiero el trancón en mi carro”. (Lea también: El transporte público en Bogotá: ¿en crisis por cultura ciudadana?)
¿Por qué la uso?, simple: en mi carro no tengo que aguantarme las personas que no les gusta bañarse, por ejemplo. Algunos realmente huelen muy mal.
Pongo la música que a mí me gusta y no tengo que aguantar a todo volumen las canciones que les gustan a aquellos que no saben que hay un invento que se llama audífonos.
Si tengo calor o frío puedo ajustar la temperatura y no tener que rogarle a la persona que está en la ventana que por favor cierre o abra la ventana del bus.
Además, por tiempo, me beneficia mucho el carro. Salgo de mi casa, lo prendo y arranco. No tengo que esperar – bueno, los días de pico y placa sí- a que aparezca un bus del SITP para que me lleve al trabajo o a la casa. En varias ocasiones he esperado hasta 1 hora el bus. El promedio es de 30 minutos, que igual es mucho para esperar uno. Ese tiempo recorrido en el carro es oro.
Sí, en mi carro voy de trancón en trancón. Pero, ¿los buses tienen alas? Ellos también andan metidos en el tráfico bogotano. Eso, sin contar que uno va como un animal de lo lleno. Por eso, usaré esa frase de cajón: “prefiero el trancón en mi carro”. (Lea también: El transporte público en Bogotá: ¿en crisis por cultura ciudadana?)
¿Por qué la uso?, simple: en mi carro no tengo que aguantarme las personas que no les gusta bañarse, por ejemplo. Algunos realmente huelen muy mal.
Pongo la música que a mí me gusta y no tengo que aguantar a todo volumen las canciones que les gustan a aquellos que no saben que hay un invento que se llama audífonos.
Si tengo calor o frío puedo ajustar la temperatura y no tener que rogarle a la persona que está en la ventana que por favor cierre o abra la ventana del bus.
Además, por tiempo, me beneficia mucho el carro. Salgo de mi casa, lo prendo y arranco. No tengo que esperar – bueno, los días de pico y placa sí- a que aparezca un bus del SITP para que me lleve al trabajo o a la casa. En varias ocasiones he esperado hasta 1 hora el bus. El promedio es de 30 minutos, que igual es mucho para esperar uno. Ese tiempo recorrido en el carro es oro.